Babcock, la subcontrata ‘low cost’ de Salvamento Marítimo

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Suena el piano mientras un hombre se descuelga desde un helicóptero para rescatar a personas que han quedado atrapadas en alta mar. Así comienza el vídeo que Babcock, compañía subcontratada por Salvamento Marítimo (SASEMAR) para las misiones aéreas, subió a YouTube en diciembre de 2019 para celebrar los 25 años de Salvamento Marítimo. “Solo en 2017, los profesionales de Babcock España llevaron a cabo un total de 1.413 misiones de salvamento y rescate”, señala la empresa en la descripción de su vídeo. Pero no es oro todo lo que reluce.

En el momento en que Babcock publicaba ese vídeo, los tres aviones de salvamento que posee la empresa operaban sin los radares necesarios para avistar embarcaciones a la deriva. Los pilotos de la compañía pasaron de una búsqueda mediante un sofisticado radar banda S, que alcanza 60 millas, a buscar pateras a la deriva con sus propios ojos, que en condiciones ideales alcanzan las dos millas de visión. Fuentes sindicales de Babcock apuntan que “no hay un registro de las vidas perdidas por la falta de radares”, y añaden que “no han sido pocas”. Salvamento Marítimo no responde sobre el número de vidas que se perdieron debido a la inoperatividad de estos radares durante 10 meses y argumenta que los de los 11 helicópteros sí funcionaron durante ese período.

Rescates low-cost

Con un solo contrato, Babcock se erige como la empresa que más dinero obtuvo en la Industria del Control Migratorio (ICM) española en los últimos años: 217,8 millones de euros. Así lo revela la base de datos elaborada por la Fundación por Causa, que analiza más de 1.600 contratos públicos adjudicados entre 2014 y 2019. SASEMAR, adscrita al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, adjudicó a Babcock el contrato más grande que ha percibido la compañía hasta la fecha.

Como cualquier empresa, el objetivo de Babcock es reunir el máximo beneficio al menor coste posible. Esta dinámica genera conflictos cuando la empresa en cuestión realiza tareas tan delicadas como rescatar personas en el mar. Babcock opta por una política de abaratamiento de costes que erosiona la capacidad de SASEMAR para salvar vidas y genera enfado entre los trabajadores, hasta el punto de llevarles a convocar una huelga general secundada por cinco sindicatos.    

En este sentido, los sindicatos CNT y SLTA aseguran que “a pesar de haber obtenido el contrato más suculento de su carrera, Babcock anunció una bajada salarial del 30% para los trabajadores”. Mientras tanto, una estimación del sindicato SLTA apunta que los gerentes de la compañía pudieron subirse el sueldo en un 27%. 

Un extrabajador de Babcock que pide anonimato por miedo a represalias señala que la política ‘low cost’ de la empresa se ha extendido hasta las misiones de rescate. “Antes por un accidente rescatando a una persona te correspondía el 100% (del sueldo por baja de accidente), ahora es el 75%. Eso es a lo que me expongo por hacer bien mi trabajo”, explica. La misma fuente argumenta que mientras la jornada laboral en España asciende a 1.664 horas anuales, la plantilla de Babcock trabaja más de 2.000, y 80 horas adicionales son optativas: “En principio si te niegas a trabajarlas no debería pasar nada, pero hay represalias y miedo”, señala el mismo empleado. Preguntada al respecto, Salvamento Marítimo señala que no hace valoraciones sobre las empresas adjudicatarias de sus servicios. Babcock no responde a ninguna de las preguntas planteadas por este medio ni detalla qué mecanismos emplea para que sus servicios no dañen los derechos fundamentales de las personas rescatadas en el mar. 

Esta es la punta del iceberg sobre Babcock y su rol en la Industria del Control Migratorio. El equipo de por Causa investiga a fondo este negocio y su forma de perpetuarse, pero necesita apoyo para seguir desenmascarando #Spectram.