José Manuel Vargas, expresidente de AENA. Foto: AENA.

De artífice de la privatización de AENA a socio de una firma de capital riesgo

De maestro de orquesta en el proceso de privatización de AENA, empresa semipública (51% propiedad del Estado), a socio de la firma estadounidense de capital riesgo Rhône Group en poco más de un mes. Durante sus cinco años como presidente de AENA, José Manuel Vargas fue un arduo defensor de la venta de la compañía semipública que administra la red de aeropuertos españoles (46 aeropuertos y dos helipuertos). Cuarenta días después de dimitir y dejar a la empresa inmersa en un profundo conflicto laboral, Vargas entró en Rhône Group, gestora de varios fondos de inversión, una decisión que la Confederación General del Trabajo (CGT) califica como «otro caso de puertas giratorias» de una figura del ámbito público.

Este lunes la sección de la CGT en AENA denunció que Vargas, «sin ningún periodo de carencia, aprovecha el conocimiento adquirido y sus contactos» para aumentar su fortuna con su entrada en Rhône Group, donde también trabaja uno de los hijos del expresidente Aznar, y pidió por escrito a los distintos grupos del Congreso que regulen la dirección y gestión de AENA para evitar conflictos de intereses y asegurar el carácter de servicio público que la ley confiere a esta compañía. El sindicato subraya que durante el tiempo en que Vargas presidió AENA (fue nombrado en 2012, con Ana Pastor en Fomento), sus decisiones estuvieron orientadas a favorecer intereses particulares y privados, fomentando su progresiva privatización y menospreciando el carácter de servicio público que la legislación española le asigna a esta compañía.

En 2015, con Vargas en la presidencia de la compañía, el gobierno de España inició la venta de sus acciones en AENA y varios fondos buitre, entre ellos BlackRock, comenzaron a hacerse con el control de la empresa, que tiene carácter estratégico (sector transportes), opera en régimen de monopolio en España y puede ser vital para la economía del país, cada vez más dependiente del turismo.

Vargas, que en el pasado fue consejero delegado de Vocento (editora de ABC, entre otros medios), ha estado al frente de la compañía en una etapa marcada por buenos resultados económicos registrados gracias a las cifras récord de turistas en España (más de 70 millones de visitantes en 2016) y a las elevadas tasas aeroportuarias, una de las principales fuentes de ingresos de AENA, a pesar de las críticas de instituciones tan conservadoras como la patronal CEOE, que pide reducirlas para facilitar la llegada de más visitantes.

Sin embargo, desde la CGT llevan varios años denunciando la precariedad de los trabajadores de AENA debido a las políticas impulsadas por Vargas para reducir costes mediante recortes y aumentando la presencia de subcontratas -entre las controversias más recientes están las huelgas de guardias de seguridad de Eulen en el aeropuerto de El Prat del verano pasado, o el ERE que afectó a 1.600 trabajadores en 2012-. «Vargas, con su huida, también deja en el aire un supuesto acuerdo, a día de hoy secreto, y que firmó con los sindicatos institucionalizados, CCOO, UGT y USO», señala la CGT a través de un comunicado en el que, además, exige que dicho acuerdo se haga público. Este sindicato también advierte que dejar AENA en manos de fondos buitre puede poner en riesgo «las condiciones mínimas necesarias para garantizar la accesibilidad, suficiencia e idoneidad de las infraestructuras aeroportuarias».

AENA es la empresa participada por el Estado que más dinero aporta a las arcas públicas (293 millones en dividendos fueron para el Estado en 2016). También es la mayor empresa aeroportuaria del planeta por capitalización bursátil. Aunque suene contradictorio, el gobierno que preside Mariano Rajoy ha ido reduciendo la presencia del Estado en esta empresa incluso en momentos en que su valor iba en alza, y a pesar de las necesidades a corto y largo plazo del Estado para recaudar dinero y enfrentar el déficit fiscal y pagar deuda pública.

Incluso el FMI reconoció que España no tenía necesidad de emprender esta privatización para cumplir sus obligaciones frente a sus acreedores. Hoy las acciones de AENA valen el triple que cuando en febrero de 2015 el gobierno vendió el 49% de las mismas por 58 euros tras la salida a bolsa de la empresa. «Era un negocio magnífico para los inversores, entre ellos fondos buitre, pero no para el Estado», declaró César Ramos, portavoz de Fomento del PSOE en el Congreso, en un reportaje publicado por La Marea en 2016.

La privatización de AENA presenta también otro conflicto al contraponer la prestación de un servicio público a las exigencias de los inversores para maximizar sus propios beneficios. «España es uno de los países con la mayor ratio de aeropuertos por habitante. Se puede debatir si hay demasiados (…) pero es inevitable que haya aeropuertos deficitarios porque prestan un importante servicio a una región y en esto consiste el servicio público, que está reñido con los intereses del capital privado», explicaba Carlos Huerga, ingeniero aeronáutico de Airbus, en un reportaje publicado en La Marea. Aplicar un criterio estrictamente empresarial para decidir si algunos aeropuertos permanecen o no abiertos afectaría principalmente a comunidades como Canarias y Baleares.

En los últimos años, varios aeropuertos gestionados por AENA en el extranjero fueron recuperados por la administración pública porque la falta de inversión de la compañía estaba ocasionando una caída en picado del número de pasajeros. Los dos casos más simbólicos son los aeropuertos de Bolivia, renacionalizados por orden del presidente Evo Morales, y el de Cardiff, capital de Gales (Reino Unido), donde el gobierno regional recuperó el aeropuerto controlado por Abertis y AENA. Este último incrementó su tráfico de pasajeros en un 28% tras un año de gestión pública. En España la dinámica ha sido otra. Por ejemplo, en 2013 el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, indultó al empresario sevillano Antonio Manuel Morales, condenado por estafar varios millones de euros a AENA.

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José Bautista

José Bautista

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José BautistaPeriodista de pueblo que habla idiomas. Especializado en economía, asuntos internacionales e investigación. Licenciado en Periodismo por las universidades de Málaga, Incheon (Corea del Sur) y Santo Tomás (Chile). Máster en Economía por la Universidad de la Sorbona y la Escuela Superior de Comercio de París. Colabora e investiga para Fundación porCausa (migraciones), The New York Times y OCCRP, entre otros.

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