El laberinto laboral de las subcontratas de GNF

Antes de la fusión que supuso la creación del gigante Gas Natural Fenosa en 2009, la gasista realizó drásticos ajustes dentro de las empresas del grupo. Según el sindicato CGT, en Gas Natural Comercial, Gas Natural Servicios, Gas Natural Comercializadora, Gas Natural Informática, Gas Natural Distribución, Gas Natural Soluciones y en su cabecera (matriz) Gas Natural SDG S.A se realizaron 600 despidos y se modificaron las condiciones de 1400 trabajadores.

En 2008 se liberalizó definitivamente el sector del gas, lo que implicó el final de las tarifas reguladas y la diferenciación entre empresas distribuidoras y comercializadoras. Las primeras de ellas están, desde entonces, obligadas a dar servicio a cualquier compañía que quiera comercializar gas.

No hay cifras oficiales sobre el porcentaje de empleados que prestan servicio a GNF a través de subcontratas, pero la propia compañía deja entrever en su página web la importancia de estas. La multinacional impone a las subcontratas unas determinadas condiciones para prestar el servicio y el cumplimiento de un código ético.

Las empresas subcontratadas deben competir año a año para ofrecer los precios más bajos y lograr proyectos, lo que evidentemente repercute en los salarios de los trabajadores, que casi siempre cobrarán menos que la plantilla de Gas Natural Fenosa en puestos equivalentes, sobre todo en el caso del personal no cualificado.

El volumen de subcontratación es tal que la web de la compañía ofrece una dirección genérica de contacto para poder comunicarse con todas las empresas subcontratadas, además de un portal de gestiones online para proveedores. Las condiciones de contratación con estas compañías varía en función de los países.

Principales problemas de las subcontratas de GNF

Gas Natural recibió dos duros reveses en 2008: uno económico, al fracasar su OPA hostil sobre Endesa. Y otro mediático que de alguna manera auguraba lo conflictivo del entramado de subcontratas: una empleada de Sintel Ibérica, subcontrata encargada del cobro de facturas de Gas Natural, fue condenada por injurias. Esta trabajadoramodificó los datos de un cliente para que recibiera sus recibos a nombre de Antonio Gilipollas Caraculo, lo que generó un gran escándalo al filtrarse el caso a la prensa.

Sin embargo, el caso de los insultos a un cliente no deja de ser anecdótico. Ya como Gas Natural Fenosa (GNF), la empresa afrontó su primer conflicto colectivo en 2010: los trabajadores de las tres subcontratas que gestionaban la planta termoeléctrica de Sogama, propiedad en un 51% de la Xunta de Galicia, declararon una huelga indefinida por las diferencias salariales e incumplimiento del convenio. Ese mismo año se produjeron protestas y movilizaciones de las trabajadoras de Danigal, despedidas de Sogama, y unos meses después de los despidos dos cargos de Sogama y otro de Danigal fueron imputados por tráfico de influencias.

El modelo de subcontratas de GNF adquirió tintes dramáticos en 2011. Dos trabajadores de la subcontrata Obremo murieron en un escape de gas en circunstancias confusas: en un principio no quedó claro si estaban reparando un escape o realizando una inspección rutinaria, e incluso Gas Natural Fenosa llegó a declarar que desconocía el nombre de la subcontrata.

Obremo y su subcontrata Terra Canalizaciones y Servicios estuvieron implicados en 2014 en un escándalo de vertidos no autorizados que salpicó a Gas Natural Cegas (el distribuidor de gas en Valencia) en el municipio de El Moralet. Ese mismo año el sindicato CNT-AIT denunció en Jerez de la Frontera el impago de salarios por parte de la subcontrata Antora Gas, dentro de una cadena con tres subcontratas implicadas hasta llegar al cliente final Gas Natural, conflicto que finalizó con una victoria sindical.

En 2015 el sindicato CIG destapó las condiciones de los trabajadores de las subcontratas de Gas Natural en Galicia, al denunciar que en estas se cobraba la mitad que el salario previsto en el convenio del metal. Según CIG, la compañía mantiene una política laboral «que subcontrata a la baja a las empresas que explotan a sus trabajadores». Este sindicato también resaltó el conflicto en la subcontrata Cobra, empresa encargada de las lecturas de contadores, despedidos después de que otra empresa, Incatema, le ganara el concurso. Una sentencia que obligaba a la nueva compañía a subir el sueldo a los trabajadores propició el despido de todos ellos.

Uno de los últimos casos de abusos asociados a una subcontrata de GNF salió a la luz en de 2016. Fue entonces cuando la Inspección Provincial de Trabajo descubrió las condiciones laborales de los trabajadores que ejercían de comerciales en la subcontrata Valcomunity SL, subcontrata a su vez de Dorset Márketing, proveedora de servicios a Gas Natural en la zona de Levante. Ninguno de ellos se había dado de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos ni en la Seguridad Social. Gas Natural, Valcomunity SL y Dorset Márketing fueron condenados a dar alta de manera retroactiva a estos 146 comerciales que estaban empleados como falsos autónomos.

Dorset Márketing fue fundada por el electricista Josep Maria Canadell y se estima que factura en torno 4,3 millones al año comercializando productos de luz y gas. Sus técnicas comerciales son conocidas por su enorme agresividad. En este sentido destaca la multa de un millón de euros a Gas Natural Fenosa por su forma de requerir los pagos a clientes morosos sin informar «fehacientemente» sobre plazos ni informar sobre cuándo iba a cortarles la luz. La sanción que fue ratificada por el Tribunal Supremo en marzo de este año.

Precariedad en Electricaribe

Al igual que hace en España, Gas Natural Fenosa externaliza buena parte de sus operaciones también en sus negocios en el extranjero, principalmente en América Latina, su mercado más importante después del español. A continuación, un extracto del informe «Empresas energéticas y vulneración de derechos humanosdel Observatorio de Multinacionales en América Latina e Izquierda Unida Europea (Parlamento Europeo):

«Según el Sindicato de los Trabajadores de la Electricidad en Colombia (Sintraelecol) y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la política laboral de Electricaribe, la filial de Gas Natual Fenosa que fue intervenida por el Estado colombiano, tiene como principio la reducción de costes laborales. Para ello, ha utilizado tres mecanismos: el deterioro continuo de sus convenios laborales; el avance en la subcontratación, que le permite evadir su responsabilidad por accidentes y conflictos generados por los trabajadores y, por último, el debilitamiento de las organizaciones sindicales.

En el caso de Gas Natural, que distribuye gas en Bogotá, ha utilizado un programa de responsabilidad social corporativa para subcontratar a jóvenes en los barrios más peligrosos para tareas como la gestión de cobros, de forma que no tiene que asumir el riesgo de una deficiente seguridad, no ha de cubrir las prestaciones sociales, paga unos salarios inferiores a los de sus propios empleados y elimina la posibilidad de que haya una organización sindical.»

Las cadenas de subcontratación

Para las grandes empresas el trabajar con un elevado número de subcontratas genera enormes costes y problemas de productividad, aunque esto raras veces se reconozca. Lo que buscan en realidad compañías como Gas Natural Fenosa es hacer la empresa atractiva para los accionistas e inversores, al disponer de menor plantilla y tener que asumir menos gastos fijos.

En la práctica, la subcontratación no es más que el maquillaje de algo prohibido por la ley, la cesión ilegal de trabajadores, pero que es una situación que ya parece la norma y no la excepción en las sociedades que prestan servicios a gigantes como Gas Natural Fenosa.

Con la cadena de subcontrataciones además se pulveriza de raíz cualquier posible acción sindical, al estar los trabajadores repartidos en distintas empresas y con diferentes condiciones laborales, lo que hace casi imposible la coordinación entre plantillas para hacer reivindicaciones comunes.

Índice completo del dossier #YoIbextigo sobre Gas Natural Fenosa aquí.

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