“La banca paga muchos impuestos”, protestaba el pasado verano Jaume Guardiola, consejero delegado del Sabadell. Eran meses de inquietud, el Gobierno de Pedro Sánchez barajaba aplicar un impuesto a los bancos con la finalidad de ayudar a financiar las pensiones. Echando mano de la lógica, Guardiola aseguraba que tasar a la banca provocaría una disminución en los beneficios del sector. El primer gobierno de Sánchez no aprobó el impuesto.
Uno de los argumentos esbozados para la queja es el gravamen del 30% que les corresponde por el Impuesto de Sociedades, considerado excesivo en el entorno bancario. La realidad del Banco Sabadell se aleja de estas cifras y solo en uno de los últimos cinco años ha alcanzado a contribuir con dicho porcentaje de sus beneficios. Tomando los datos declarados por el propio banco, en este periodo ha abonado un 16,35% de sus ganancias al fisco, un porcentaje inferior a la retención que tiene un trabajador que gane 30.000 euros anuales. El beneficio medio del Sabadell desde el año 2014 ha superado los 580 millones de euros.
La realidad revelada por la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) es todavía más oscura: sus últimos datos publicados indican que la gran banca tributó solamente el 2,94% del total de sus beneficios. La diferencia entre lo que afirman abonar y lo que en realidad pagan depende de si el cálculo se realiza sobre la base imponible o sobre el resultado contable. El presidente de los Técnicos de Hacienda (Gestha), Carlos Cruzado, afirma que “el impuesto que aparece en las cuentas es el gasto contabilizado, que no coincide exactamente con el pagado”. La única forma de averiguar lo que las entidades bancarias terminan abonando de forma efectiva es a través de la declaración de la AEAT, “un dato que debería ser de obligatoria inclusión en la memoria anual de las entidades”. La Marea ha solicitado esta información al Banco Sabadell, pero este no nos la ha facilitado.
De esta manera se abre una vía de opacidad donde los bancos habitualmente ofrecen información incompleta, descontextualizada o confusa. “Suelen hablar del total de impuestos que pagan, incluyendo algunos de carácter local, como el Impuesto sobre Bienes e Inmuebles, o autonómico, como el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales. Incluso muchas veces también incluyen las retenciones de IRPF de sus trabajadores. Todo menos decir qué pagan realmente por sus beneficios”, afirma el presidente de Gestha.
Adicionalmente, desde el año 2015 existen activos fiscales diferidos que conceden a las empresas la posibilidad de guardar para futuros ejercicios los conceptos adicionales que no se pudieron deducir en un año. Estos créditos fiscales permiten a las entidades financieras ahorrar miles de millones de euros y aplazar pagos, según convenga en cada ocasión. En el año 2015, Banco Sabadell justificó su 4,36% de impuesto sobre el beneficio por la compra del TSB y por el cambio en la normativa fiscal en el Reino Unido.
Sobre la incidencia de esta regulación, Cruzado señala que “la contabilización del impuesto como gasto es bastante complicada, se juega con los conceptos de impuestos diferidos y anticipados, y, salvo que en las cuentas se incluya la conciliación -que no lo hace prácticamente ninguna empresa-, no hay forma de saber cuánto es lo realmente pagado”.
Proliferación de sicavs
Entre las sociedades que están creciendo y colaborando al fortalecimiento del negocio del Banco Sabadell, adscrito al código de buenas prácticas tributarias, se encuentran 172 sicavs, con un volumen de 1.803 millones de euros en el año 2018, que representa una reducción del 15,67% respecto a la cantidad del año anterior. Las sicavs son sociedades de inversión colectiva muy controvertidas por ser habitualmente utilizadas para eludir impuestos, ya que tributan a un tipo reducido del 1%.
En el año 2005 pasaron a ser controladas por la CNMV en detrimento de la Agencia Tributaria, una medida impulsada en el Parlamento por el grupo político CiU y que fue interpretada por los Inspectores de Hacienda del Estado como una legislación encaminada a favorecer la amnistía fiscal. Los presupuestos generales acordados entre PSOE y Podemos en 2018 incluían el compromiso de revertir esta medida, sin embargo, su posterior rechazo ha ocasionado que permanezca vigente.
Los defensores de este tipo de sociedades rebaten el argumento de que las sicav sean utilizadas para evadir impuestos, aunque sí reconocen que se produce una fiscalidad diferida. El rendimiento obtenido por las personas físicas que integran este tipo de sociedades tributa al 19% por los primeros 6.000 euros de beneficios, llegando a un tope del 23% a partir de los 50.000 euros de las ganancias patrimoniales.
Decenas de sicavs son gestionadas a través de Urquijo Gestión, S.A, S.G.I.I.C., una sociedad, que lleva funcionando más de 20 años y que fue incorporada al Grupo Sabadell en el 2006 con la adquisición del Banco Urquijo, entidad financiera caracterizada por gestionar el patrimonio de las clases acaudaladas españolas. Esta sociedad es dependiente de Sabadell Asset Management, actualmente quinta gestora de fondos de inversión a nivel nacional, con una cuota del 6% y un patrimonio superior a los 15.000 millones de euros. También gestiona un fondo de inversión colectiva extranjera con sede en Luxemburgo, de nombre Sabadell Funds Sicav, y dos fondos de capital riesgo, Parking Rotación Capital y Sabadell Seleccion Ventures.
Otro de estos vehículos es Sabadell Urquijo Cooperación S.I.C.A.V, S.A, la llamada sicav ética, que ha venido colaborando con proyectos sociales a través de la donación de una parte de la comisión de gestión que cobra por sus inversiones. Esta sociedad se encuentra adherida a los principios de Inversión Social Responsable de la ONU, que exige comerciar con productos de componente solidario. Desde el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa señalan que en los informes anuales no se especifican cuáles son los criterios empleados y las empresas en las que se han realizado las inversiones. Actualmente se encuentra en proceso de liquidación.
El Banco Sabadell ha recibido dos inspecciones por parte de la Agencia Tributaria relacionadas con los pagos de Impuesto de Sociedades e Impuesto sobre el Valor Añadido producidos entre los años 2011 y 2014, los cuales se encuentran actualmente en la fase de alegaciones. Existen otros dos procedimientos abiertos con Hacienda que sí han sido asumidos por la entidad catalana, que estima probable un pago de algo más de diez millones de euros en el proceso de regularización.
El Código buenas prácticas tributarias se tambaleó otro poco más con la multa de un millón de euros impuesta el año pasado por la CNMV al Banco Sabadell, por “infracción muy grave” relacionada con el pago de incentivos vinculados con fondos clónicos e Instituciones de Inversión Colectiva registradas en el extranjero.
Asimismo, la entidad financiera sigue sosteniendo numerosas sociedades domiciliadas en paraísos fiscales como Hong Kong, Luxemburgo o Bahamas, donde permanece activa la sociedad Bank & Trust, heredada en 2003 con la adquisición del Banco Atlántico y que apareció en 2015 en Los papeles de Panamá. En el Principado de Andorra, otro Estado que no suele encabezar el ranking de prácticas financieras transparentes, el Sabadell tiene ubicadas dos sociedades de inversión, Assegurances Segur Vida y Sabadell d’Andorra Inversions Sgcoic, además de la filial BancSabadell d’Andorra, con un valor conjunto en activos que alcanza los 795 millones de euros.
Esquivando impuestos con Famol
Un buen ejemplo de la influencia del poder económico sobre el poder político ocurrió en el año 2011 con el diseño de los Presupuestos Generales del Estado. Como ya contó La Marea en su día, varios directivos del Banco Sabadell conformaron una sociedad -a la que llamaron Famol Participaciones- con la supuesta finalidad de aglutinar más del 5% de las acciones de la entidad financiera, cantidad que eximía de pagar impuestos a la hora del reparto de dividendos.
La ampliación de capital que se produjo en 2010, como consecuencia de la adquisición del Banco Guipuzcoano, modificó a la baja el porcentaje de acciones de Famol, quedando por debajo de esa barrera porcentual. Ante la colateral adversidad, los directivos del banco recurrieron supuestamente de nuevo a CiU, que logró introducir una enmienda en los Presupuestos para rebajar las exigencias al 3%, y conseguir así que los directivos continuaran exentos del pago fiscal correspondiente.
Los partícipes de esta sociedad eran Isak Andic, fundador de la textil Mango; José Manuel Lara García, hijo del que fuera presidente del Grupo Planeta y de Atresmedia; Joaquín Folch-Rusiñol, propietario de Pinturas Titán; y el propio presidente del banco, Josep Oliu. Famol compartía domicilio en Barcelona con el despacho de abogados Roca Junyent. Su fundador, Miquel Roca, exportavoz de CiU y coautor de la Constitución Española, ayudó a constituir esta sociedad en el año 2007. Banco Sabadell pasó a ser uno de los primeros clientes de este bufete, cuando Roca regresó a su profesión de abogado después de su larga etapa en política.
Las sucesivas ampliaciones de capital en los años 2012 y 2013 dejaron nuevamente sin efecto la treta fiscal. El poder de Famol en el banco fue perdiendo fuelle desde entonces. Andic abandonó el Consejo de Administración en el año 2013 y el propio Banco Sabadell en 2017, camino que también siguió Folch-Rusiñol ese mismo periodo y Lara un año más tarde, provocando la liquidación de la sociedad cinco meses después y la confirmación de la pérdida de poder de la burguesía catalana dentro del Banco Sabadell.
Este informe su ultimó en mayo de 2019. Desde entonces se han incorporado actualizaciones y seguiremos haciéndolo a medida que surjan nuevas informaciones