Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander, durante la presentación de resultados anuales en Boadilla del Monte. Foto: REUTERS/Sergio Pérez

Banco Santander o la descarbonización de palabrería

Ataviada con un gorro morado, un color político que no le gusta mucho, Ana Patricia Botín se embarcaba en una travesía por Groenlandia. A principios del mes de septiembre, Mediaset daba a conocer que la presidenta del Banco Santander había participado en uno de los programas de Planeta Calleja con el objetivo de “comprobar las consecuencias de la subida global de temperaturas en el deshielo de las regiones árticas”. No suele ser habitual ver a empresarios de la talla de Ana Botín en programas de este tipo, sin embargo, la presidenta del Santander y la propia entidad han agarrado con fuerza la bandera de la lucha contra el cambio climático. Aunque los hechos dicen otra cosa.

“Espero que este programa sirva para concienciar a todos de que pasar a la acción es prioritario y urgente”, escribía la empresaria en su recién estrenada cuenta de Instagram. El Santander ha pasado rápido a la acción y se ha convertido en patrocinador de la Cumbre del Clima de Madrid (COP25), donde comparte esponsorización con otros bancos como BBVA o Banco Sabadell. La llamada de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha surtido efecto en el IBEX 35 y las compañías que integran el índice bursátil han copado las plataformas publicitarias del evento.

Además del patrocinio, la propia Ana Botín acudió el primer día de la Cumbre como ponente a uno de los actos, en concreto en la mesa “Descarbonizando la economía: una empresa conjunta”. A pesar de pedir “incentivos” para poder poner en marcha un “crecimiento verde”, la presidenta de la principal entidad financiera de España aseguró que no podía comprometerse a frenar la descarbonización de una manera real: “En Polonia, por ejemplo, el 80% de la energía viene del carbón. ¿Hasta qué punto podemos cortar la financiación a Polonia por esta razón? No sería responsable”, dijo durante su intervención. ¿La explicación? “No podemos dejar de hacerlo”.

Su explicación casa a la perfección con las acciones que la compañía sigue llevando a cabo, las cuales están lejos de permitir considerar al Banco Santander como una empresa que lidera la lucha con el cambio climático, a pesar de haber sido designado el banco más sostenible del mundo por el Dow Jones Sustainability Index. Tanto es así que la financiera ocupa el puesto número 31 (de un total de 33) del ranking global de entidades que más financian la inversión en combustibles fósiles, según el informe Fossil Fuel Finance Report Card 2019. Entre 2016 y 2018, la entidad ha financiado proyectos relacionados con combustibles por valor de 14.973 millones de dólares. Justo a continuación se encuentra BBVA, también patrocinadora de la COP25, con una financiación por valor de 12.080 millones de dólares entre dichos años. 

Si nos fijamos en ciertos epígrafes, el banco cántabro asciende a puestos superiores. Tal es el caso, por ejemplo, de la financiación a la extracción de petróleo y gas en aguas ultraprofundas, donde el Santander se sitúa en el puesto número 5 a nivel mundial. En el epígrafe de la financiación de la importación y exportación de gas natural licuado, se encuentra en el puesto número 20.

Sin embargo, las posiciones que el Santander ocupa en este ranking no es lo único que enturbia la imagen de la compañía a nivel climático. Otro informe realizado por diferentes ONG, Fool’s Gold, asegura que el Santander es el segundo banco de Europa que más financia a empresas energéticas que utilizan el carbón, solo superado por el Unicredit. Según cálculos de las asociaciones que han realizado el informe, el banco cántabro habría prestado casi 3.000 millones de euros a este tipo de empresas.

En diferentes ocasiones, su presidenta se ha comprometido a dejar de financiar centrales eléctricas de carbón haciendo excepciones como la de Polonia. “Estamos apoyando la transición de nuestros clientes hacia una economía baja en carbono. Este objetivo se apoya en el hecho de que somos el líder mundial en financiación de proyectos de energías renovables. Es cierto que estamos presentes en países como Polonia, donde el 80% de la energía procede de combustibles fósiles. No sería responsable dejar de financiar a nuestros clientes de la noche a la mañana y, por tanto, nuestro objetivo es acompañarles en esa transición hacia una economía baja en carbono. Lo que sí hemos dicho que vamos a hacer es no financiar nuevos proyectos de carbón”, han explicado fuentes del Santander a La Marea.

Desde el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) –una de las organizaciones que firma el informe Fool’s Gold–, sin embargo, aseguran a este medio que no pueden considerar al Santander una entidad sostenible “mientras continúe proporcionando sumas sustanciales de dinero a los sectores del carbón, el petróleo y el gas”. Y añaden: “Sí, el banco está proporcionando capital para apoyar las energías renovables, pero estos esfuerzos se ven socavados por su financiación continua a los combustibles fósiles”.

Recientemente, Banco Santander fue seleccionada como una de las entidades financieras encargadas de la salida a Bolsa de la empresa petrolera saudí Aramco, la compañía más contaminante del planeta, responsable de la emisión de casi 60 billones de toneladas de CO2 desde 1965. No es un caso aislado. De la misma forma, como señalaban desde Ecologistas en Acción en los días previos a la Junta General Ordinaria de Accionistas del banco en abril, “merece la pena resaltar el reciente papel que ha desempeñado el Banco Santander en la financiación de una de las empresas más sucias de Europa, la energética PGE (Polska Grupa Energetyczna S.A), cuyo socio mayoritario es el Estado polaco”. El grupo ecologista señala la empresa propietaria de la planta termoeléctrica de carbón de Bełchatów, a la que acusan de ser la más contaminante del continente, y denuncian que tiene planes de expansión a nuevos proyectos de carbón en Opole y Turow: “Ambos superan, por ejemplo, a todas las centrales de carbón existentes en Portugal o equivalen al 20% de las de nuestro país. Sin la financiación que entidades como el Banco Santander les conceden estas empresas difícilmente podrían desarrollar sus planes de crecimiento”, zanjan. 

Carlota Ruiz Bautista, abogada del IIDMA, asegura que “para demostrar realmente su compromiso en la lucha contra el cambio climático y evitar caer en el greenwashing, el Santander debe dejar de apoyar a empresas que planean construir nuevas centrales de carbón y acompañarlas en la transición hacia un modelo de negocio respetuoso con el planeta”.

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Dani DominguezCoordinador de #yoIBEXtigo. Graduado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Comunicación Política. Con la lupa puesta sobre las grandes empresas. Músico y extremeño.

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