Los recursos naturales del Sáhara son su condena. Sus fosfatos, sus reservas de combustibles fósiles o sus caladeros de pesca hacen del territorio una golosina económica para una gran cantidad de empresas. A sabiendas de que están violando el Derecho Internacional, puesto que el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio pendiente de descolonización, según Naciones Unidas. En 2018, el propio Tribunal Superior de Justicia Europeo falló que los acuerdos económicos de los países de la Unión Europea con Marruecos no pueden incluir al Sáhara, puesto que este territorio no está bajo la soberanía marroquí.
Sin embargo, ahí siguen las empresas, muchas de ellas españolas, esquilmando sus mares y sus tierras. Así lo denuncia el documental Ocupación SA, elaborado por la ONG vasca Mundubat y la productora brasileña Fordward Films, y dirigido por Laura Daudén y Sebastián Ruiz-Cabrera. El objetivo del filme es visibilizar que “las empresas españolas lo que hacen es viabilizar la colonización”.
50 años de expolio
El 17 de junio de 1970, la población saharaui se levantó contra la ocupación española en el barrio de Zemla, en El Aaiún. La represión por parte de la Legión Española se saldó con varios muertos y decenas de heridos. Bassiri, uno de los líderes de las protestas, fue encarcelado y nunca más se supo de él. A día de hoy sigue desaparecido.
El mismo año de la desaparición de Bassiri, la dictadura franquista comenzó la explotación de los fosfatos en el territorio. Posteriormente, tras la guerra entre el Frente Polisario y las fuerzas armadas marroquíes, fue Marruecos quien empezó a extraer recursos naturales del Sáhara Occidental. “Lo que hizo fue identificar cuáles eran esos recursos y ofrecerlos y exportarlos a otros países. Muchas empresas transnacionales lo que hacen es buscar territorios donde exista poca regulación y puedan actuar de una manera más flexible para ampliar sus beneficios”, denuncia Felipe Daza, coordinador de investigación del Observatorio de Derechos Humanos y Empresas del Mediterráneo.
Empresas españolas en el Sáhara
Según explica Rubén Juste, autor de IBEX 35. Una historia herética del poder, “España es el principal inversor en Marruecos dentro de lo que son los actores europeos. Alrededor de la mitad de las empresas del IBEX 35 tienen negocios en Marruecos”, y el Sáhara Occidental es un territorio clave. “De ahí que siempre garanticen que quien entre en La Moncloa tenga buena relación con Marruecos y mantengan el status quo dentro de los territorios ocupados para mantener esa influencia”, asegura el escritor durante el documental.
Ocupación S.A. | Trailer en español from Mundubat on Vimeo.
De esta forma ha hecho negocio Siemens Gamesa, “la empresa líder en energías renovables”, según su propia web, y que cotiza en el IBEX 35. Tal y como se explica en Ocupación SA, la compañía obtuvo 2,8 mil millones de euros para la construcción de 5 grandes parques eólicos. Dos de ellos se localizan en los territorios ocupados por Marruecos en el Sáhara. “Condenamos a Siemens Gamesa por su falta de respeto a los derechos humanos básicos”, afirmó Western Sahara Resource Watch hace algunos meses.
Sin embargo, la energía eólica no es la que más interesa al país situado en el norte de África. “Marruecos no tiene ninguna capacidad de refino. Por lo tanto tiene que importar el petróleo y lo hace de España”, explica Anselmo Fariña, miembro de la Asociación Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui. Por ello es habitual ver partir de puertos como los de Algeciras, Cartagena, Huelva o Tarragona barcos cargados de petróleo y derivados. Según Fariña, Cepsa y Repsol son los dos grandes grupos petroleros que “contribuyen directamente al sostenimiento de la ocupación”: “Si Cepsa y Repsol cesaran en su actividad de suministro de combustible al Sáhara Occidental ocupado, la ocupación no se podría sostener”, asegura.
Siemens-Gamesa y Repsol no son las únicas compañías cotizadas en el IBEX 35 con negocios en la zona. Los territorios ocupados se hallan entre los más militarizados del mundo. En ese contexto, Indra se embolsó en 2009 un total de 6,3 millones de euros para la ampliación de la red de satélites de vigilancia marroquí en el Sáhara: “Se trata de la segunda extensión de la red satelital que se adjudica Indra y consiste en la implantación de tres estaciones adicionales en la zona sahariana del Sur del país, en los aeropuertos de las ciudades de Laayoune, Es-Semara y Dakhla”, se reconocía en la propia web de la compañía. Tal y como se destaca en el documental, el caso de Indra es todavía más sangrante puesto que el Estado español controla un 18,7% de la propiedad de la compañía.
Pero no es la única que hace dinero en el sector del armamento si tenemos en cuenta que, durante 2019, Marruecos fue el segundo cliente de España en volumen. En Ocupación SA se señala a otras multinacionales como Rodman, que entre 2007 y 2010 vendió barcos militares a Marruecos haciéndolos pasar por barcos civiles; o Usovesa, que formó parte de un acuerdo entre España y Marruecos para la venta de vehículos blindados. Imágenes conocidas posteriormente demuestran que estos vehículos fueron utilizados en El Aaiún para reprimir a la población saharaui, algo que no permite la normativa de venta de este tipo de material.
Arenas saharauis y pulpo
En diciembre de 2019, 1.250 toneladas de arena retiradas del Sáhara Occidental fueron vendidas al Ayuntamiento de Mogán (Gran Canaria) para regenerar este enclave turístico. 40.000 euros pagó la localidad por una acción que, según la Delegación Saharaui para Canarias, contribuye al “saqueo de las riquezas” de su territorio. Así se denuncia en el documental, señalando que las dos principales actividades económicas de Canarias –Turismo y Construcción– se nutren de arenas saharauis.
Dos compañías son directamente responsables de ello, Yesos Canarias SA (YECASA) y Ceisa, las cuales utilizan este tipo de materias primas. Esta última, sin embargo, aseguró a los autores del documental que «no importa arena del Sáhara ni de ningún otro lugar» y que las materias primas son compradas a proveedores canarios y peninsulares», aunque no presentaron el nombre de dichos proveedores.
Además, Marruecos es el primer exportador de pescado a España con más de 100.000 toneladas al año de productos de la pesca, la mitad de ellas de pulpo. Gran parte de estos recursos se pescan en caladeros del Sáhara Occidental, algo prohibido expresamente por el Tribunal Superior de Justicia de la UE. Sin embargo, este pescado pasa por un “proceso de marroquinización”: se captura en el Sáhara, se desembarca en la ciudad marroquí de Agadir y luego viaja a España.
En 2014, la compañía UniónMartín, proveedora de pescado de Mercadona y otra de las empresas señaladas en Ocupación SA, adquirió el 49% de una empresa con sede en Agadir. UniónMartín reconoce ser especialista en cefalópodos como “pulpo, calamar sahariano y sepia” provenientes “del mejor caladero del mundo, FAO 34”. En él se engloban zonas como Marruecos o las Islas Canarias, pero también las costas del Sáhara Occidental. Krustagroup es otra de las pesqueras que participan de la ocupación, según el filme.
En febrero de 2019, obviando la resolución del TSJUE, el Parlamento Europeo aprobó un nuevo acuerdo de pesca UE-Marruecos que incluye el Sáhara Occidental. En ese momento, el eurodiputado anticapitalista Miguel Urbán denunció que el acuerdo “vulnera el derecho de autodeterminación y de indivisibilidad del territorio saharaui”. Urbán, que también participa en el documental, es tajante: “Las empresas europeas, y evidentemente también las españolas, se benefician del expolio de los recursos del Sáhara”.